Se llamó Ford Sierra

Ruben De Almada
8 min readMay 11, 2020

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De cómo los amantes de los autos podemos tener caprichos particulares que van mas allá de las predecibles inclinaciones por los autos exóticos…

Era un soleado sábado de algún día cualquiera de 1985. Supongo, que no sería antes del primer trimestre de ese año. Me encontraba yo en el puesto del copiloto de la pick up chevrolet que conducía “El jeque” como le decían a uno de los empleados de mi padre en la Ferretería que tenía en los Teques, Venezuela cuyo aspecto por su singular barba era como un jeque árabe (Aunque es portugués) Seguramente fuimos a entregar algún pedido y yo me fui con él. Subía los sábados al negocio familiar a distraerme un poco con mi padre, no propiamente a trabajar y era solo hasta mediodía.

De pronto, en el retrovisor de la Pick Up aparece un auto inusual. Rápido, se acerca y adelanta a nuestro pesado vehículo dejándome atónito ante su apariencia. Era un Sierra 280 ES, el sedan cuatro puertas y escotilla de lujo que formaba parte de la gama que Ford colocaría en el mercado poco después y debo intuir que se encontraba siendo “Probado” por algún ingeniero de la marca pues su lanzamiento ocurrió unos meses después. El “jeque” pregunta “‘¿Qué carro era ese”? y yo respondo con seguridad atipica para un quinceañero y visiblemente emocionado:

¡Un Ford Sierra!

Mi emoción se debía a que en mis revistas de “Mecánica Popular” ya yo conocía al sujeto. Amante de los autos desde que tengo razón, coleccionaba dichas revistas (Y muchas otras aún en mi poder) y tenía aquel ejemplar en donde ellos mencionaban que era la apuesta de Ford para hacerle frente a BMW y Mercedes en Europa ¡Y los superaba! (Esa era la conclusión, que además apostillaba que era uno de los mejores sedanes de su tipo en el mundo) Ese sábado llegué ansioso para re-leer la novedad y luego pasar toda la tarde preguntándome porqué vi ese auto cuando el “Line up” de Ford para el momento tenía a los aburridísimos Conquistador, Granada, Cougar o Mustang, todos con los anémicos V6 Essex y sus lineas cuadradas y tradicionales.

La respuesta no se haría esperar.

En la prensa normal y corriente comenzó a aparecer la novedad: Ford lanzará el Sierra en Venezuela.

Debo decir que la noticia me generaba un entusiasmo especial y al tiempo una contraproducente envidia. Lo digo porque apenas meses atrás mi padre había llegado a casa con su flamante Century de Chevolet (Buick rebautizado por GM en Venezuela) lo que nos hacía sentir orgullosos tras toda una vida en su fiable, hosco y también potente Dodge Dart. Luego les contaré porqué fue mejor que se mantuviese con su auto ante la presión del entorno (empezando por mí) de que se cambiara a un Sierra.

Entonces en Abril de 1985 Ford hizo un Mega evento con el lanzamiento del Sierra. Rayos láser, muchos regalos de mercadeo y una publicidad enorme y bien llevada en radio, TV y prensa escrita creó la iniciativa. Los “spots” de televisión con los Sierra siendo seguidos por helicopteros y conducidos por pilotos en circuitos de carrera con contagiosos jingles, lo hacían ver como algo del otro mundo.

Así, explotó el Sierra en Venezuela en ventas. Recuerdo a un locutor de una radio AM que mi padre escuchaba decir temprano en las mañana “No hay Sierras. Tenemos lista de espera pero no hay Sierra” (El le hacía publicidad a Ford Motor) y así miles de anécdotas. Nunca olvidaré que el “After Market” colocó infinidad de accesorios para el Sierra y entonces un día vi un viejo Dodge con el alerón del XR4i doble detrás y aquel acrílico en el porta placas que decía las siglas del auto. Increíble.

Los Sierra se hicieron famosos por lo bueno y lo no tan bueno. Era menester verles ir a altísima velocidad en autopistas marcando velocidades de vertigo, haciendo cambio de luces para pedir paso. También pasearse una y otra vez con sus orgullosos dueños con la música a todo volumen dada la calidad de su “estereo” y generar una envidia generalizada a quién no lo tenía. Pero del otro lado fueron numerosos sus problemas de fiabilidad que rápidamente les ganó también la burla de muchos. Recuerdo el apodo “Boca de caimán” cuando con el tiempo, era común verles orillados en carreteras recalentados o con problemas eléctricos u de otra índole.

Y llegó el día de montarme en Uno

Aquel sábado -otra vez- estabamos invitados a una reunión familiar para una celebración no se si una piñata o que cosa. Yo estaba repleto de información del Sierra a punta de revistas, recortes, revisiones de prensa. Con mi amigo de pasiones automotoras -Miguel Angel- en el edificio donde vivía, nos poníamos los viernes en la noche simplemente a ver los carros pasar y una y otra vez pasaban con sus característicos ruidos del motor, altas velocidades, música a todo volumen. Ah, y el vecino “del edificio de al lado” tenía uno y salía a toda máquina lo cual disfrutábamos mucho.

Pero ese sábado entonces veo que está estacionado afuera uno color grís. En casa de mi tía habían comprado el sedan 280ES. Estaba el “regulado” como le decíamos al 280LS Menos equipado y también el 280GT con carrocería dos puertas que era la misma que la espectacular versión Cosworth que mas tarde se ofrecía en Europa. Y la ranchera denominada 280SW. Sin embargo, el mas imponente era el XR4i con su aleron doble trasero, sus molduras deportivas y detalles particulares como una carrocería coupe con tres ventanas separadas.

Entonces mis primos, nos invitaron a mi padre y a mi a dar una vuelta para probar el Sierra. Mi papá aceptó conduciendo y yo a su lado. Ellos dos atrás. Empezaba el enamoramiento total…

Mi primera impresión se fijó en este modulo del tablero central, suerte de “computadora” que hoy día veo fue precedente de las muchas pantallas que tienen los autos modernos. Con información precisa sobre luces de freno, puertas abiertas, niveles de fluidos y hasta consumo de gasolina, la bienvenida a este nivel de información y colorido era acompañado por su espectacular tablero electro luminiscente dividido en zonas y enfocado al conductor. Y todo resuelto con luces LED y otros arreglos básicos.

Mi padre arranca y hace una expresión tipo “coño” mis primos se ríen. Sí, el auto nos pegó a las espaldas del acelerón pues mi padre no imaginó la respuesta vigorosa del V6 Cologne. El asiento me envolvía totalmente, el olor a auto nuevo, los controles luminosos. Todo despedía una lógica sencilla y de primera línea. Le dicen “ergonomia” pero Ford lo había llevado a su máximo nivel posible. El equipamiento rico en detalles pero al tiempo sensato y práctico. Nada de emblemas inútiles, todo parecía tener sentido como una palanca que regulaba el sonido en función de a cuales cornetas salía o los distribuidores de aire acondicionado en forma de palancas laterales iluminadas. Todo tenía sentido.

Pero eso era solo una porción de los aparentemente infinitos detalles del Sierra. Su bubujeante sonido y potencia provenían de un V6 antiguo convenientemente puesto al día para la ocasión. Sus cajas de cambio eran especialmente eficientes. No pesaba mucho, la carrocería era muy liviana. La suspensión independiente y la tracción trasera al mejor estilo alemán. Era deportivo, sereno y divertido. En aquel “test drive” mi padre no dejó de admirar sus cualidades pero también dejó en claro que no era su tipo de carro y que además, no comprendía el frenado (En efecto, la generación MK1 en Venezuela vino con un tema de la bomba de frenos que hacía el pedal muy duro, el resultado, el carro se ganó la fama de que no frenaba a tiempo).

En adelante, mi adolescencia quedó marcada por la ambición de tener aquel auto. No, no era de marca exótica, pero para mí representaba mucho porque con él, aprendí de todo un poco: Mercadeo, diseño, rendimiento…

Tuve la oportunidad de tener dos breves tomas de contacto, es decir, conducir el de mi tío y el de mi compadre. Me sentía harto feliz de hacerlo pero realmente, fue alrededor del año 2000–2002 cuando pude llevarme a casa uno por un día entero dado que mi auto estaba averiado. Fue como un “drive test” definitivo aunque ya estaba bastante viejo. Y aún así me gustó.

En 1988 llegó la generación “Mk2” con lo bueno y no tan bueno. El XR4i no salió más y el auto perdió su impactante frontal delantero para dar cabida a algo de flujo de aire pues parte de sus problemas era que el compartimiento motor calentaba demasiado. Pero también, llegaron los “tres volúmenes” llamados “Sierra 300” con estilo mas burgués, equipamiento mas rico y en general un auto con revisiones que lo hacían mas fiable y robusto aunque esencialmente era el mismo Sierra de primera generación.

Llegada la década de los 90, Sierra comenzó a declinar en ventas. Aparecieron el “Saphire” y se despidió con el “RS” en 1993, manteniendo sus mismos atributos en una carrocería de tres cuerpos y mejoras en acabados y detalles menores de equipamiento. Sierra, se despedía así para dar paso a los dominantes e insípidos autos japoneses. Parecía mentira que un auto tan rico en detalles fuese sustituido por el híbrido de Ford y Mazda -El Laser- que poco o nada tenía que decir.

Lo que se vino después

Sierra fue sustituido en Europa por el Ford Mondeo un auto con tracción adelante y modos muy distintos, carentes de su encanto. Sierra hacía en su momento, migas con sus hermanos menores el Escort-Orion que también aterrizaron en nuestro país aunque con muy poca duración y muchos problemas de fiabilidad.

En adelante, he intentando en firme en dos oportunidades adquirir dos de segunda mano. Un 280 ES MK2 y un XR4i mi preferido. Sin embargo por una cosa u otra nunca pude cristalizar esas compras.

Con el pasar de los años, Sierra descendió desde los miles de unidades vendidas a pocos y pocos quedando hoy día un puñado en muy malas condiciones. Excepcionalmente es posible ver uno en excelente estado. Sus valores de reventa en estas tierras son bastante bajos pero el reto es conseguir alguno lo bastante funcional posible y además, luego viene el tema del mantenimiento que lo supongo complicado en el aspecto de reposición de carrocería no tanto así en la mecánica que parece medianamente tratable con posibles correcciones y modificaciones.

Sierra fue en su momento un auto innovador, que rompió esquemas. Fue un coche que llegó desde su concepto matriz -El Ford Probe- hasta la producción con sorprendentes cambios menores. Incluso hoy día, una unidad en buenas condiciones sorprende al mas acucioso al comprobar que su diseño de ha vuelto atemporal y vigente.

Y como prueba de que no fuí el único impactado, vale la pena ver cuantas páginas, blogs, y redes sociales tienen dedicatorias de este genial auto. El sueño húmedo de todos: Que algún día Ford lo traiga de vuelta manteniendo la esencia de su diseño. Quién sabe pero de momento es bastante improbable.

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Ruben De Almada

Creyente. Zurdo solo en el brazo. Corredor de seguros. Construyo acuarios y cocino hamburguesas. Me fastidia la incoherencia #Petrolhead #F1 #InvertirEnPrevenir